En un movimiento político que ha sacudido el escenario electoral, Alejandra del Moral Vela, quien fuera candidata a la gubernatura del Estado de México por el Partido Revolucionario Institucional (PRI), ha dado un paso decisivo al renunciar a su militancia en el partido. Su decisión, anunciada en una carta dirigida al dirigente nacional del PRI, Alejandro Moreno Cárdenas, estuvo fundamentada en una profunda discrepancia con las acciones recientes de la dirigencia del partido, las cuales, según ella, se alejan de los principios democráticos y de justicia social que considera fundamentales.
Lo que ha marcado aún más este giro en su carrera política es su adhesión al proyecto liderado por Claudia Sheinbaum, actualmente candidata de la coalición conformada por Morena, el Partido del Trabajo (PT) y el Partido Verde Ecologista de México (PVEM). Este movimiento no solo resalta la importancia de las convicciones políticas de Del Moral, sino que también plantea interrogantes sobre el rumbo del PRI y la dinámica electoral en el Estado de México.
En su carta de renuncia, Alejandra del Moral dejó en claro su compromiso continuo con el servicio público y su determinación de trabajar por la justicia social desde otras plataformas. Asimismo, lamentó lo que percibió como un alejamiento del PRI de sus ideales revolucionarios originales, acusando a la dirigencia del partido de privilegiar la sumisión al presidente por encima de los principios democráticos y sociales.
Por su parte, Claudia Sheinbaum recibió con entusiasmo la adhesión de Del Moral a su proyecto político. En un mensaje en redes sociales, destacó las coincidencias entre sus visiones para un México más justo, democrático y próspero. Esta unión política, a pocos días de las elecciones del 2 de junio, podría tener un impacto significativo en el panorama electoral del Estado de México y en el fortalecimiento del proyecto encabezado por Sheinbaum.
En resumen, la renuncia de Alejandra del Moral al PRI y su incorporación al proyecto de Claudia Sheinbaum marcan un punto de inflexión en la política mexicana. Este movimiento refleja la importancia de los principios y valores en la toma de decisiones políticas, así como la capacidad de adaptación y cambio en un entorno político en constante evolución.